Con la pérdida de mi hija he aprendido a darle la bienvenida a esa parte suya que siempre vivirá en mí, no solo su recuerdo; sino su legado de AMOR incondicional, he aprendido que la ausencia física no hace desaparecer el AMOR, al contrario; lo agranda y esto te transforma.
Mi ángel me está enseñando a seguir sin su presencia, pero también a mirar más profundamente en mí. Me ha hecho más sabia, no solo sobre el AMOR; sino también sobre el dolor. A partir de mi propio dolor me he vuelto más sensible al sufrimiento de los demás.
Ahora valoro más a mis seres queridos, a mis amigos y a todo lo que la vida aún me tiene reservado.
Cada día, de mis pedazos rotos, construyo una nueva vida, sé que nunca volveré a ser la persona que un día fuí, acepto nuevos desafíos, sueño nuevos sueños, construyo nuevos proyectos y es en todo esto donde tú vives mi Leyla del Carmen.....
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