A veces comenzamos a tenerle miedo a la vida, sin antes habernos trazado metas.
A veces criticamos la vida de los demás, sin haber criticado la nuestra.
A veces envidiamos los logros de los demás, en vez de aprender de ellos.
A veces le pedimos ayuda de alguien, a pesar que no sabemos agradecer.
A veces creemos ser el mejor amigo, sin saber realmente lo que es la amistad.
A veces creemos ayudar a los demás, a pesar que somos egoístas con nosotros mismos.
A veces nos conformamos con lo que tenemos, pudiendo ser mejores aún.
A veces queremos tener más poder, sin conocer el poder del amor.
A veces creemos saber todo, sin haber leído algún libro.
A veces creemos haber triunfado, sin saber lo que es haber perdido.
A veces nos decepcionamos de las personas, sin antes haberlos conocido bien.
Cada uno de nosotros es un novato de todo lo que comenzamos a descubrir.
Así como el mundo se nos presenta como una caja de sorpresas, lo mismo sucede con las personas…
Nosotros creemos conocer a una persona (por lo que hace, lo que parece, lo que quiere), pero en realidad lo que debe interesarnos para conocer a esa persona es: Aquello que no
Descubrir: Sus metas en la vida, sus miedos, sus sueños.
Descubrir: El quien fue, él quien es, el quien será.
Descubrir: Lo que buscan, lo que aprende, lo que critican.
Descubrir: Lo que sienten de sí mismos, de los demás y de la vida.
Aquello que no vemos, pero que es parte de la esencia de cada uno.
Comencemos por descubrir nuestra esencia.
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