Esos momentos en que nos invade la nostalgia y nuestro corazón se llena de recuerdos.
Hoy al mirar unas fotos de mi hija sentí de nuevo todo el dolor de no tenerla.
Y sentí la necesidad de tenerla entre mis brazos.
Y caer en la realidad que es un sueño imposible.
Se me arruga el corazón y mis ojos se llenan de lágrimas.
Es tanto el dolor de su ausencia que en esos momentos pido a Dios que mi mente quede en blanco.
De no querer pensar mas.
Quizás soy cobarde y se me hace mas fácil evadir la realidad y luego vienen a mi mente la imagen de mi hija Aminta y la de mis nietos amados y vuelvo a respirar y a sacar fuerzas y a sonreír y seguir adelante, a recoger esos pedazos de mi corazón que aunque los una siempre quedaran las cicatrices...
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