Es mi turno de dar el siguiente paso, dejé mis decisiones a la espera por amor. No estoy vencida ni derrotada, no le tengo miedo a la vida, sólo es temor de tomar rumbos equivocados, pero no de fallar, sino por la falta de costumbre. No sé qué hacer con mi soledad, me ha tomado por sorpresa, este final de capitulo fue demasiado abrupto y sorpresivo. Mis lágrimas son de impotencia, mas no de claudicación, tengo por quién seguir adelante: ¡por mí misma!
Sé que esto pasará así como pasa un día tormentoso, así volverá a salir el sol y la esperanza. Tendré que ver los daños que hay, y empezar la reconstrucción, si hay algo que salvar, lo salvaré, sino, ¡empezaré de nuevo!
El tiempo que tarde no importa, no llevo prisa, lo importante es poner manos en la obra, y hacer las cosas bien. Primero vaciaré mis ojos de todas sus lágrimas, y cuando ya no exista ninguna, sabré que es tiempo de ponerme en marcha. Al final de cuentas salgo ganando, esta experiencia me ayudará a ser más acertada la próxima vez, o a salir menos lastimada.
No me importan mis años, los que tenga, no permitiré que el desengaño me deje su amargo sabor por siempre. Soy fuerte y el dolor me dará fortaleza, y cuando este desaparezca, podré volver a ser yo, entonces las primaveras volverán a mis jardines y las risas a mi vida. ¡Tengo fe en el mañana! ¡Tengo fe en mí! Pero sobre todo, tengo fe en que todo pasará porque soy una mujer, pero ante todo una dama.
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